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Abraham Ascencio

La Catrina de Barro

Esta artesanía se ha convertido en uno de los productos que más piden, no solo turistas locales, sino extranjeros

Por Abraham Ascencio

El personaje emblemático del grabador José Guadalupe Posadas, “La Catrina” ha venido a rescatar el trabajo artesanal de alfareros de barro del pueblo de Tamuhin, en el estado de Michoacán, logrando salir a distintos estado de la República para la venta de sus obras.



Silvia Huape Santoyo lleva 40 años ininterrumpidos viniendo a Tulancingo a ofrecer sus artesanías multicolores, de diferentes temáticas y tamaños.

“Nos dedicamos a pura fabricación de barro, que viene siendo la artesanía de hoyas, de vajillas y de Catrinas, que para nosotros es la que ahorita nos está sacando a flote”, dijo Huape Santoyo.



La Catrina, se ha convertido en el símbolo de este pequeño pueblo alfarero del estado de Michoacán, famoso por ser el lugar donde se elaboran estas peculiares figuras que ahora se diseminan por todo el territorio mexicano.

“Es importante preservar la artesanía de barro, es el valor de uno mismo y más que nada de aquí nos estamos manteniendo es por eso que nosotros lo seguimos trabajando”, dijo la artesana.

Las figurillas, todas son hechas y adornadas a mano, no se utiliza ningún tipo de moldura. Sus precios oscilan entre los 80 pesos, las más pequeñas, hasta 2 mil pesos, las figuras más grandes y con más detalles.



En cada pieza se lleva más de 8 horas de trabajo, más el tiempo que las adorna y las pinta, además que deja figuras en barro rojo, para que las personas puedan decorarlas por sí mismas.

“Sigue siendo bien valorada por los mexicanos aunque se ha comenzado a comercializar en otros países como Estados Unidos, por intermediarios, aunque no le ganamos mucho”, comentó la señora Huape.

Estás artesanías han comenzado a venderse en otros países a través de intermediarios, y los artesanos esperan que exista apoyo para que ellos mismos exporten su arte.



“Tenemos viniendo como unos cuarenta años, desde con mis papás, antes solo traíamos puras cazuelitas y ollas para los frijoles y ahorita tenemos que ir progresando y por eso metimos la Catrina que nos enseñaron a hacer”, continuó la señora Huape.

A Tulancingo han llegado estas artesanías que se preparan con un barro especial para estas figuras, y que también es utilizado como mascarilla de belleza o como elemento curativo de enfermedades de la piel.

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