Mágico rincón de Hidalgo, sitio del florecimiento de la Cultura Xajay
Por Abraham Ascencio
La zona arqueológica de Pahñú se encuentra localizada en la comunidad de la Mesilla del municipio de Tecozautla, Hidalgo.
Investigaciones realizadas entre 1995 y 2001 sugieren que el lugar se fundó entre los años 450 y 512 d. C., de acuerdo con los resultados obtenidos del paleomagnetismo realizado por el Instituto de Geofísica de la UNAM, en los pisos quemados y en el edifico principal.
Aparentemente es el lugar heredero de la cultura Chupícuaro del Preclásico del Bajío y relacionado con el origen de los otomíes del Valle del Mezquital. El sitio está sacralizado a “Otontecutli”, el dios del Fuego Viejo, advocación otomí.
En otomí, la palabra Pahñú significa “camino caliente”, sin embargo en una forma de lenguaje secreto llamada “Boxaxni”, Pa significa sabiduría y hñú luz. Otro significado igualmente aceptado es “el lugar de los otomíes”.
Los templos principales de Pahñú muestran una distribución triangular, al igual que los principales centros ceremoniales de la cultura Xajay; Zethé, Zidada y Pahñú, de la región del valle del Mezquital; el triángulo formado por los sitios representa el fuego central que se relaciona con el dios del fuego viejo.
En el lugar es posible observar parte de un basamento piramidal con una dimensión de 17 metros por lado y que es probable rebasara los 10 metros de altura, gracias a su templo; a un costado de este edificio se encuentra otra pirámide que se construyó dos siglos antes, con una arquitectura mayormente parecida a las del bajío.
El tercer edificio principal de Pahñú es el “Tecpan” o casa de gobierno, dedicado a la función política administrativa; en la época prehispánica estas actividades tenían un carácter sagrado, y en el lugar se relacionaban íntimamente con el Tezcatlipoca rojo.
La meseta que fue elegida, para la fundación de Pahñú, se localiza entre dos cerros ceremoniales que sirven como marcadores del lugar y que se encuentran alineados. Estos cerros son el del Águila y el de Coatepec, este último conocido por ser el lugar de la leyenda del nacimiento de Huitzilopochtli.
Un lugar lleno de historia aún por descubrir, que nos podrían explicar su cercana relación con la aparición de los otomíes y su florecimiento en el desértico paisaje del valle del Mezquital.
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