La Madona de los pobres de México…
Por Abraham Ascencio
Cada dos de agosto, se celebra a Nuestra Señora de los Ángeles, en la ciudad de Tulancingo, y se visten de colores las calles alrededor de la iglesia, gracias a los miles de feligreses que se reúnen para celebrar el día y cantarle las mañanitas.
Ignacio Manuel Altamirano describe la fiesta en Tlatelolco de la virgen de los Ángeles, en su libro “Paisajes y Leyendas. Tradiciones y Costumbres de México” de la siguiente manera:
“Amanece y las calles que conducen a ese lugar, bastante retirado el centro, se inundan de gente. Santa Isabel, san Andrés, el puente de la Mariscala, la Estampa de san Andrés, las Rejas de la Concepcion, la plazuela, las de santa María por una parte, todas las que desembocan en la plazuela de Villamil por otra, y por el oeste las nuevas de Soto y de la Magnolia, dan paso á un ejército de peregrinos llevando grandes cestos con manjares y botellas. Un mundo de atrtesanos con cuc mujeres y una lechigada de chicuelos se dirigen devotamente á pasar el día en el lugar santo. Por el rumbo del norte y por las vías de Guadalupe y Nonoalco, han llegado numerosos romeros de los pueblos indígenas, aunque a fuerza es confesar, que la Virgen de los Angeles no tiene tanta popularidad entre los antiguos habitantes del país como la de Guadaluoe.
La virgen de los Angeles es rigurosamente la madona de los pobres de México… ”.
En las manos artísticas de un otomí del valle del Mezquital, la Virgen de los Angelitos quedo plasmada en una pared de adobe en una casa a pies del cerro del tezontle, en 1736; y gracias a la devoción de los peregrinos que llegaban al lugar para adorarla en los primeros días de agosto, la virgen de los Ángeles fue declarada patrona de la diócesis de Tulancingo, lo cual fue autorizado el 26 de abril de 1877.
La ruta de la adoración a la Virgen de los Angelitos es muy probable que primero, gracias a la fama, se hubiera diseminado desde Tlatelolco a las demás demarcaciones franciscanas, y de ahí al resto del territorio mexicano, y que fuera acogida por los más pobres de aquellos tiempos y celebrada su fiesta el 2 de agosto como en aquel barrio de la ciudad de México, y hoy en día, en Tulancingo.
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