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Abraham Ascencio

El Olvidado Acueducto Novohispano de Tulancingo

Conectaba con acueducto prehispánico de Zazacuala

Por Abraham Ascencio


El río Grande, es una división del Rio Tulancingo, que en su trayecto toma diferentes nombres, San Lorenzo, Santa María y Río grande al pasar por nuestro valle, donde florecieron dos grandes asentamientos prehispánicos, Zazacuala y Huapalcalco.

En 1883, Manuel Rivera Cambas, describe a Tulancingo de la siguiente manera:

De los dos ríos que riegan el Valle, uno apenas merece especial atención, nombrado Tulancingo, se forma de los dos de San Lorenzo y Hueyapan, el uno nace tres leguas al sur de la ciudad y el otro a menor distancia por el sureste. Unidos a media legua de la población, siguen corriendo un espacio de cuatro a cinco leguas, hasta incorporarse con el de San Marcos, de la jurisdicción de Acaxochitlán, e incorporándose ambos al de los Camarones, al de Acatlán, y al de la Huasteca, forman el caudaloso río llamado de la barranca de Mextitlán.

Algunas tierras son regadas con el agua que brota de los veneros de Hueyapan y Zupitlán, nacidos en las lagunas de estos nombres. En el mismo Tulancingo, nace un venero de agua potable, del que se surten las fuentes para abastecer el vecindario”.



Actualmente es imposible ubicar el manantial de agua potable al que hace referencia; de lo que si queda testimonio, son los arcos de un antiguo acueducto novohispano, que se encuentra en las inmediaciones de Cuautepec, Tulancingo y Santiago.

A un costado del libramiento la Joya, a la altura de las colonias Tepantitla y Exquitlan, se encuentran abandonados los restos de esta gigantesca obra.

De piedra negra volcánica, quedan en pie dos enormes arcos, con un rompe olas, que cruza el río que proviene de Cuautepec.



Muy cerca del lugar se encuentran los restos de un antiguo acueducto prehispánico, que en palabras de los habitantes del lugar, antes de hacer el libramiento; dichos canales se conectaban gracias a una caja de agua adornada con ranas esculpidas en piedra.

Con el paso de los años, las bóvedas de los arcos se han ido venciendo y se ven claramente afectadas, por lo que es probable que dentro de muy poco se derrumbe.



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